No hay más pasos. No hay más tierra.
Sólo enormidad de rostros como océanos
que esculpen oscuras vetas
conforme llega el ocaso.
Donde me detengo, puedo contemplarlos sólo
a través de los últimos vanos
como masa de escamas, de sombra
y de acuáticos leopardos.
Poco importa que reflejen la infinita
gama que va del negro al blanco:
todos los cabellos dan en un
solo color, apagado.
Solo me siento. A veces me tiento a ser
tesela de un antirretrato
para darme sepultura,
porque todo está inventado,
y me lanzo al mar indiferente,
como los otros, y solitario. Y zarpamos
un hipotético plus ultra.
Adiós. Andén veinticuatro.
(C) Antonio Alfeca
Poemas para nunca
Voz: María García Esperón
Música: L. Einaudi
No hay comentarios:
Publicar un comentario