En una entrada anterior de este blog ya realicé un análisis
con perspectiva de género sobre el contenido en las letras de la discografía de
Romeo Santos con motivo de su concierto en el estadio de Adeje (Tenerife) el
pasado 3 de abril de 2015[1].
Al parecer, el Cabildo de dicha isla debe estar bien satisfecho con este tipo de,
digamos, música y, sobre todo, con su repercusión en taquilla, hasta el punto
de que vuelve a promover un concierto en el sur de Tenerife –esta vez en el
estadio olímpico de Arona– para regocijo de esa muchedumbre devota de la salsa,
la pachanga y demás ritmos latinos tan sabrosos como poco sustanciosos, por los
que no vacilará en pagar de 40 euros en adelante esta vez para ver a principios
de julio al cacareadísimo Marc Anthony, en cuya producción no voy a abundar
aquí porque es más del mismo patriarcado y la cuestión a tratar en la presente
entrada es otra.
Con ser esto lamentable habiendo como hay necesidades mucho
más urgentes en educación, atención social y sociosanitaria, dotación de
infraestructuras, etc. –y que me llamen populista y demagogo–, lo más chocante
para servidor fue saber que la promoción del concierto de Marc Anthony corre
a cargo, entre otras instancias administrativas, de la Consejería de Gobierno Abierto, Acción Social, Educación,
Juventud, Cultura, Deportes e… ¡¡¡IGUALDAD!!! Obviemos que lo peor
sea destinar parte de una partida presupuestaria a espectáculos, ésos sí,
populistas; y pasemos a advertir la flagrante contradicción e incoherencia en
que incurre el Cabildo a través de dicha Consejería amparando, por un lado,
conciertos de contenido no ya eventual sino continuada y profundamente sexista
y, por otro, la creación de un marco estratégico de supuestas políticas
igualitarias denominado Tenerife Violeta, “con el objetivo de paliar y reducir
el abismo de desigualdad que la situación económica actual ha profundizado
entre géneros”[2] y bajo
la consigna, entre otras, del logotipo “Machis No”.
Hasta tal punto llegan la descoordinación y la arbitrariedad
cuasi esquizofrénicas entre áreas de la misma Consejería que Educación,
Juventud e Igualdad corresponden a un compartimento y el resto de áreas, a
otro. Así se podrá dar pie, desde el compartimento en que se halla Cultura, a
justificar la organización de conciertos de pachanga porque –alegarán– es una expresión
del sentir popular predominante en la isla y tal, mientras a través del compartimento
de Igualdad se logra congraciarse con los colectivos pro-igualitarios (y para
colmo no con todos, sino con los más cercanos a las angarillas de la
oficialidad imperante, actualmente unos setenta). Lo que en lenguaje popular y román
paladino se viene llamando postureo y ser unx(s) bienqueda.
Algo tiene que cambiar muy mucho en la forma de hacer
política para que las atenciones que la sociedad realmente demanda sean
atendidas como merece y se deseche de una vez lo superfluo del pan y circo –o
peor aún, del circo sin pan– y lo de que al final todo cambie para seguir con
más de lo mismo y de la misma mediocridad. Quienes tenemos paladar estamos hartos
de siempre los mismos refritos, la misma comida rápida, la misma salsa llena de
aditivos que nos tiene el estómago hecho polvo. Tenemos hambre,
mucha hambre. Queremos un menú nuevo, original y con fundamento. Y no nos valen
sucedáneos.
[1] “Romeo,
ese neorromántico”, en Nuevomar, 29
de marzo de 2015 (http://nuevo-mar.blogspot.com.es/2015/03/romeo-ese-neorromantico.html).
[2] “La
Consejería de Igualdad del Cabildo de Tenerife pone en marcha la iniciativa
Tenerife Violeta”, en Fundación General
Universidad La Laguna (http://www.fg.ull.es/es/noticia/la_consejeria_de_igualdad_del_cabildo_de_tenerife_pone_en_marcha_la_iniciativa_tenerife_violeta/872/).