FUSIÓN
De igual palabra, de igual gesto, de igual risa,
de igual sutil caricia entre los dedos,
de igual fino puñal en las pupilas,
de igual ardor en nuestra diferencia.
Creamos nuestro recinto con el mismo empeño,
una mano y otra mano, una tuya y otra mía
y, una vez cerrada nuestra puerta,
porfiamos en espadas de deseo
y luchamos como sólo luchan las aguas encontradas
de un río y otro río, y la lengua y la mirada, los brazos y el pecho,
el vientre y las piernas, borraron al instante sus contornos
y en un mismo torrente sacudidos,
ahogando hasta las sombras del recuerdo,
fuimos uno solo sin indiferencia.